La mano del novelista donde más se ve es en las fotos. Sostiene su cabeza, esa cabeza pensadora, preocupada por el destino humano o por las cifras de ventas, pero preocupada al fin. Siempre he reflexionado acerca de esa mano que sostiene a esa cabeza hipervalorada. Y me ha asombrado que pocos se hayan decidido a romper el rito de fotografiarse de esa manera tradicional. Pienso en unos pocos. García Márquez tumbado en aquel sofá con las manos encima de la cabeza, sonriendo con claros signos de disfrute. Recuerdo a José Donoso tumbado en una hamaca con un perro en las cercanías o encima suyo. Tomasi de Lampedusa acariciando campechanamente otro perro.
¿Por qué los escritores se sostienen la cabeza? Podría uno pensar que les duelen las muelas pero ciertas sonrisitas conspiran a toda costa contra esta suposición.
A veces la cara apoyada parece decir ¿habéis visto lo que he hecho? Pero son los menos.
La duda permanece. Es de esos misterios que viven mejor sin respuesta.
Cuando paseo por la Rambla Cataluña, a veces, pienso que un día veré allí el mejor homenaje de los ayuntamientos y la escultura al mundo del escritor; no se tratará de un libro ni una pluma, será una mano, una mano enorme para sostener cualquier cabeza, ligera o pesada, una cabeza, dos cabezas, un sinfín de cabezas apoyadas en esa mano enorme, cabezas de novelista.
Episteme: la mano del escritor, d'alessandro, psicocuantico, literatura liquida, lampedusa, garcía marquez, donoso
1 comentario:
yo creo que los editores les piden esas fotos, para ilustrar los libros. (la verdad es que no tengo idea)
Saludos
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