Actividades menores. Héctor D’Alessandro
Palas Atenea, diosa, tenía en esta guerra de Troya, entre otras aficiones, acompañar a los que quisieran recorrer el campo de batalla protegidos de las flechas y las jabalinas anhelosas de encontrarse carne a su paso. Ofrecía, a muy bajo precio, unos paseos por el campo de Marte adecuados para espíritus ávidos de adrenalina.
Aparte de eso, y como todos los dioses de la época, tenía sus protegidos y también sus preferidos y entre estos se encontraba Tectón Harmónida que se dedicaba a la fabricación de cosas con la manos, desde pequeñas banalidades de bricolage hasta grandes embarcaciones que a la vuelta de los años vinieron a traerle el dolor a casa, con la muerte de su hijo Fereclo, quien dicho se de paso, previo a ser envuelto por la muerte fue alcanzado por la pica en la ijada derecha que le pasó en movimiento de atrás hacia adelante por debajo de la vejiga, con salida en orificio delantero que le ocasionó una caída no muy honrosa de hinojos.
Episteme: D'Alessandro, Homero, Ilíada, Psicocuantico, Literatura liquida
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