La otra noche soñé que tenía dos corazones, y los oía latir. En el sueño tenía una compañera hermosísima que tenía cuatro tetas y dos vaginas. Lo encontraba de lo más natural y nos restregábamos el uno contra el otro con la misma furia por fundirnos con que lo haríamos con menos pechos, menos latidos y menos orificios. Cuando desperté tenía la sensación intensa de estar enamorado de esa mujer.
Héctor D'Alessandro
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