miércoles, 17 de agosto de 2011

Lo que no se puede esconder. Héctor D'Alessandro


Hay una historia china que me gusta contar a manera de ilustración sobre cómo imaginamos que nuestro comportamiento inconsciente no se nota, y sin embargo es de lo más notorio. Cuenta esta historia que un señor en un pueblo tenían un tesoro en monedas de oro guardado en un cofre en su casa y temía mucho que se lo robaran, por lo cual lo ocultó enterrándolo en su jardín. Pero ni siquiera así pudo descansar en paz, y, totalmente desvelado, pintó un cartel que decía "Aquí no hay un tesoro enterrado", y lo colocó encima del lugar donde descansaba el cofre bajo tierra.
   Tarde en la noche, pasa un vecino suyo y al leer aquel cartel piensa: "Ahí hay un tesoro escondido", y corre a su casa a buscar una pala. Lo desentierra y se lo lleva a su hogar, donde con gran júbilo descubre la magnitud de aquella fortuna.
   El miedo también le ataca, piensa que con seguridad alguien va a sospechar de él.  Piensa que seguramente muchos vecinos saben que él es el único que vuelve de madrugada a su casa.
   Al fin, se le ocurre la solución: agarra un pincel y pintura, va al jardín donde encontró el tesoro y justo debajo del lugar donde dice "Aquí no hay un tesoro enterrado", él agrega: "Y el vecino de al lado no se lo ha llevado". 
Héctor D'ALESSANDRO

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