Alrededor de los años en que acabó la guerra fría, antes y después, proliferaron, como símbolo de la época, las tramas cinematográficas "punitivas", aquellas en que el espectador desea que paren de una vez al causante del mal.
Ejemplos son: "De repente un extraño", aquella de un inquilino que se instala en la vida y en el hogar de unos amorosos e ilusionados recién casados con el propósito de destruirles la vida. Y casi lo logra. en la escena final, la protagonista femenina lo mata clavándolo en el suelo con una pistola de clavos.
"El silencio de los corderos" quizás sea la película paradigmática, y tiene una peculiaridad extraña, posee dos bestias que deben ser detenidas: el asesino que arranca la piel a sus víctimas. y que se está confeccionando un vstido con esas pieles, y el propio Hannibal Lecter que provoca panico inficcionado de estupor y la sensación paradojal de que de alguna manera lo toleramos. Lo toleramos cuando se opone al burocrático y mediocre psiquiatra a intendente de la carcel donde está recluido. Lo toleramos por su sagacidad para valerse de su inteligencia, y quizas un poco menos porque colabora en la resolución del caso. No le deseamos la muerte violenta y hasta cierto punto vengativa de la película anterior ("De repente un extraño") pero sí que lo detengan, que lo paren, que cese en su actividad desmandada.
La siguiente película quizás sea la más ajustada al tipo ideal de trama "punitiva". Es "El cabo del miedo", un remake de los años cincuenta, con De Niro, Nick Nolte, Jessica Lange, Robert Mitchum y Gregory Peck; estos dos últimos vuelven a participar en la pelicula remake en nuevos papeles. También ésta película es el motivo de cierta aceleración en la carrea de Juliette Lewis.
La trama es clara: un ex presidiario (Robert De Niro), recién liberado, aparece para vengarse del abogado que lo hizo encerrar (Nick Nolte) por efecto de su indolencia y una serie de omisiones legales, no lo defendio como era debido.
Ese presidiario, durante su periodo de encarcelamiento estudió abogacía y se aprendió la Biblia de memoria.
Usando sus conocimientos de la ley y a golpes de recitados bíblicos le comenzará a hacer la vida imposible al abogado y a su familia.
La escena más famosa de la película es aquella en la cual, la familia, creyendo huir de aquel psicopata, salen a toda velocidad un dia de lluvia en dirección a un cierto cabo donde pasar el tiempo embarcados hasta que se aleje el peligro. El asesino vengativo va atado, al tubo de escape del coche, con su propio cinturón y viaja de este modo centenares de kilometros.
En todas las peliculas con una bestia que deba morir, el caracater casi sobrehumano de la bestia se expresa con esta suerte de capacidad para la hazaña física y la resistencia inhumana al dolor.
En todos los casos,tras una serie de sucesos diversos, se logra parar a la fiera desatada.
Y en todos los casos, la fiera viene a mostrar un lado debil e ingenuo y una debil crencia de las personas acerca de la bondad. Son películas de tiempos críticos, el espectador desahoga en ellas un deseo vengativo que procede de algún sitio en su biografía social, la estadisticamente relevante.
Ayer vi, con Hillary Swan, "La víctima perfecta", va de lo mismo, usan con mednos suerte un ajusticiamiento final con pistola de clavos. La trama incluye a un tipo que lo sabe todo acerca de la víctima, abusa de ella a niveles patológicos con engaños y narcotizaciones. Es una película de ritmo lento y con pocas sorpresas, el voltaje que pueda poseer hace bostezar. sin embargo, es clara su funcion psicosocial, desahogar una tensión vengativa contra alguien que manda en un sistema que nos tiene totalmente controlados y abusa permanentemente de nosotros.
Vivimos tiempos muy interesantes. ¿Se avecina alguna caída?
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