jueves, 5 de enero de 2012

Cántale odiosa al colirio del pélida Aquiles. Héctor D'Alessandro

 Cántale escamosa sirena al Colirio de Aquiles
que no ve bien el virrey de los campos marciales y se va
 a romper un tobillo.

  No ves que se va romper el cuello, la crisma y lo que le quede.
No seas mala pescada, mujer del mar, dale aviso, que el hombre
lucha bien y nunca de costado ni con intenciones muy profundas.
   Es gran héroe, iletrado, directo y claro. 
    Inaugurador de géneros en la lucha,
sus ecos atraviesan los siglos,
   Dale cuerda al tipo, amiga, avisándole dónde está el fresco
líquido que le hará encontrar los besos de su amado y todos
los agujeros de los cuerpos que ama y posee.
  Avísale dónde dejó el colirio, no ves que así tendremos más
aventura por el mismo precio.
   Es un hombre en el fondo bueno y cegato, como todos los 
que hacen la guerra y no se acuerdan de comer caliente, en casa
de materiales, y no en agitadas tiendas siempre batidas por el 
puto ponto. 
  Déjate ya de melindres y bobadas y dile donde 
dejó el colirio que en el fondo es macho y si pasa un rato más 
padeciendo va a empezar a pensar que la vida es injusta, que 
sufre demasiado, va a inventar el existencialismo y nosotros 
nos quedaremos sin luchas ni trompadas.
   Que si no lo haces tú, lo haré yo.
  ¡Cántale, jodida, odiosa sirena y cuéntale donde dejó el Colirio,
a ese tal Aquiles!! 

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