Durante un tiempo de mi vida, tuve un conocido, ni amigo era, callado y sinuoso, asentidor a todo lo que dijera, se mostraba más amigo de mi novia que mío, y a mí ya me iba bien, puesto que así me evitaba un seguro pesado. El caso es que durante mas de un año frecuentó aquel tipo mi casa y lograba pasar desapercibido en medio del tráfago de gente que venia por distintos motivos. Cuando tiempo luego me mude, dejé de salir con mi novia y me entregué a los embriagadores sabores de la fama juvenil en un país que adora a los intelectuales, me vine a enterar que el tipo me seguía paso a paso e iba cambiando su vida en función de la mia. Se dejó el pelo del mismo largo que el mio. se compró las mismas chaquetas y las mismas botas, y cuando me hice famoso, me corté el pelo sin ningún motivo estratégico, y ya no estaba con mi novia él pensó que ahora era su momento para con ella; pero ahora él tenia una larga melena y yo una bocha pelada como un Buda. Me contó mi ex que le dio un ataque grande cuando ella le dijo que no quería salir con él, porque salir con ella de algún modo lo convertía en mi que es quien él quería ser, pero cuando yo me corté el pelo se sintió aún más defraudado. Yo sentí un cierto escalofrío al escuchar esa historia pero también me sentí más glorioso y hasta cierto punto como una estrella del rock. Claro que igual pensé que lo mismo que se sentía tan defraudado, esa misma frustración podía inducirlo a venir a matarme y eso me daría más fama si cabe, sin embargo eso no me gustaba tanto porque podía morir, aunque yo estaba seguro que si el lo intentaba seguramente fallaría y yo como era costumbre en mí saldría beneficiado.
Héctor D'Alessandro
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