domingo, 2 de octubre de 2011

Creencia y cambio. Héctor D'Alessandro

I
Cuando alguien abandona una creencia - sea esta la que sea: soy un fracaso, soy la peor, no pudo conseguir lo que quiero-, debe disponer de otra de repuesto puesto que nadie deja un terreno cómodo donde se estuvo décadas por nada. Digamos que tiene que salirle a cuenta, tiene que ganar algo en terminos espirituales o de valores significativos para la persona, que le permita ver el cambio de creencia como algo posible. 


II
Yo dejé de fumar una tarde sentado en una terraza de un bar al cobrar consciencia física de que fumar me traía recuerdos muy hermosos de mi padre muerto hacia veinte años, de pronto entendí que mi cuerpo y mi mente, en un accionar conjunto, parecían decir: si fumas papá estará aquí a tu lado. Entonces ví en mi mente el mar y pensé, cada vez que quiera sentir el antiguo amor de papá echaré una rosa al mar. Así sustituí un acto ritual por otro, y de modo inmediato perdió para mi el cigarrillo todo su encanto.
Héctor D'Alessandro

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